La coyuntura geopolítica de América Latina
y el Caribe en 2010
Atilio Boron Ponencia presentada en Casa de las
Américas, 22-24 de Noviembre 2010
Auge o declinación del imperialismo
norteamericano
No
sólo la izquierda latinoamericana tomó
nota y elaboró argumentos sobre esta situación: en el capitalismo desarrollado
proliferaron también teorizaciones de diverso tipo que pretendían dar cuenta de este lento pero inexorable
ocaso del imperialismo norteamericano. Dos contribuciones sumamente
significativas de aquellos años fueron los libros de Emmanuel Todd y del
historiador Paul Kennedy y su teoría de la “sobre-expansión imperial” (imperial overstretching)
Esta
marginación del Departamento de Estado ha sido acompañada por un fenomenal aumento
del presupuesto militar, para lo cual se apeló a pretextos tan remanidos como
la necesidad de librar una batalla frontal en la “guerra contra el terrorismo”,
o la “guerra contra el narcotráfico” todo lo cual, además, desde el 11 S dio
pie para la elaboración de una nueva doctrina militar y estratégica: la “guerra
infinita.” Una rápida ojeada a la progresión del gasto militar norteamericano
revela los descomunales alcances del proceso. En 1992, el presupuesto militar
de Estados Unidos equivalía al de los 12 países que le seguían en la carrera
armamentista; cuando en 2003 se decide la invasión y posterior ocupación de
Irak el gasto norteamericano ya era equivalente al de los 21 países que le seguían
en ese rubro. Las complicaciones de esa guerra sumada a la intensificación de
las operaciones en Afganistán hicieron
que, para el 2008 el gasto militar de los Estados Unidos sólo pudiera ser
igualado si se sumaban los presupuestos militares de 191 países. Para el 2010,
ya es superior a la totalidad del gasto militar de todos los países del
planeta, superando la barrera psicológica del billón de dólares (un millón de
millones de dólares), pese a que en sus comunicados oficiales la Casa Blanca
habla de una cifra poco superior a los 750.000 millones de dólares. Claro está
que esa cifra no contempla el multimillonario presupuesto de la Veterans
Administration, encargada de prestar asistencia médica y psicológica a los ex
combatientes de las sucesivas guerras del imperio, desde la de Vietnam en adelante. Si a esto se le agregan
los gastos realizados por subcontratistas vinculados a actividades de
infraestructura (como la Halliburton, por ejemplo) y algunos otros relacionados
con la contratación de mercenarios se comprenderá fácilmente las razones por
las cuales las cifras que se dan a conocer subestiman notablemente el gasto militar
de los Estados Unidos.
Vamos compas ánimos tenemos posibilidad de proponer temas aquí y hacer uso de argumentos científicos, les invito y les ánimo saludos
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