Trabajo: El
marxismo en América latina. Estudiantes:
Jader Javier Sánchez y Marvin Amílcar Pérez:
Jueves 22 de noviembre de 2012
1
Índice:
1 Breve reseña
histórica.........................................................................................1
2.
A propósito de una interpretación latinoamericana de Marx y de su invasión
ideológica.......2-4
2.1 El eurocentrismo Y el hegelianismo como
factor decisivo en el pensamiento marxista.....5-6
3
Los precursores del marxismo latinoamericano....................................................................7,
8.
4.
Revoluciones y libertadores...............................................................................................9.
4.1La rebelión de 1932 en el Salvador.............................................................................10
4.2 El socialismo soviético marxismo leninismo (1930-1959)............................................11
4.3 La revolución cubana de
1959 Castrismo y Guevarismo son nuevas
formas de marxismo en América Latina.................................................................................................................12.
4.4 El guevarismo y el
Castrismo...................................................................................12,
13,14
5 La coyuntura geopolítica de América Latina y el Caribe.....................................................15.
5.
A manera de conclusión: marxismo torpeza y esperanza.................................................16,
17, 18,19.
Bibliografía
y fuentes
consultadas........................................................................................20-22.
Los orígenes del pensamiento marxista en
Latinoamérica.
Reflexionar sobre el proceso de formación y desarrollo
en América latina de un movimiento al que genéricamente podemos denominar socialista
implica necesariamente un retorno a las fuentes, un esfuerzo por indagar las
vicisitudes históricas de la percepción del “fenómeno latinoamericano” a través
de un cuerpo de pensamiento teórico y político que influyo decisivamente en la
constitución de los movimientos sociales revolucionarios de la época moderna.
1.1 Breve reseña histórica
La
historia que todo lo borra y oscurece, ha hecho lo suyo con la génesis del
marxismo latinoamericano. Son extrañas las formas en que se propaga un
incendio, vemos el humo, las llamas, pero muy pocas veces podemos determinar el
momento exacto en que el fuego nace y menos a un las causas por las que nace.
En el caso del marxismo latinoamericano, resulta mas fácil determinar las
razones por las que surge, que la fecha exacta de su aparición; sin embargo
podríamos afirmar que el marxismo se afianza en los países de América latina
después de 1920.
Fue entre 1918 y 1922 cuando surgieron
partidos comunistas en Argentina, en México, en Uruguay, en Chile y en Brasil.
En 1925, se fundaba el partido comunista cubano. Durante la gran crisis
económica mundial y las grandiosas luchas entabladas por los trabajadores de
los países de América latina, se formaban de igual forma, partidos comunistas
en Venezuela, en Colombia, en Perú, en Ecuador, en Costa Rica, en El Salvador y
en Paraguay; en otros países, se constituyeron en vísperas o después de la
segunda guerra mundial.
Las causas sociales que obraron para la
aparición del marxismo en América latina pueden remitirse a dos órdenes: las de
orden internacional y las de orden nacional. Las primeras son el resultado de
factores derivados de la coyuntura mundial y se vinculan ante todo a los
grandes acontecimientos económicos y revolucionarios de fines de siglo XIX y de
las primeras décadas del presente. Las insuficiencias del proceso
independentista latinoamericano, y los gobiernos corruptos, que bajo las
banderas liberales y conservadoras se disputaron ferozmente el poder, se
revirtió en la aceptación y difusión de ideas socialistas y anarquistas. Es arriesgado decir que las repercusiones del
capitalismo en América latina sean mayores que en los países de otros
continentes, lo cierto es que están marcadas de manera mas clara. El paso del
capitalismo de la libre competencia, al capitalismo monopolista dejo en los
pueblos del centro y del cono sur, un halo de miseria y resentimiento. El
imperialismo y el colonialismo anglosajón fueron entre otras razones, las principales causas
del atraso de los países latinoamericano así como el detonante de la
emancipación de los pueblos y de la adopción de doctrinas ideológicas
centroeuropeas, en este caso el marxismo y con anterioridad el socialismo utópico
de Proudhon. La constitución del mercado mundial, las transnacionales y ciertas
manifestaciones precoces del
imperialismo, ataron nuestras economías al sistema capitalista y la hicieron
periféricamente dependientes.
El proletariado se cohesiona, no en
relación a la burguesía criolla, sino en oposición a las empresas extranjeras
que se fueron estableciendo paulatinamente. Las primeras luchas de la clase
obrera tuvieron lugar contra el capital foráneo. Su actitud fue desde el primer
momento una actitud anti-imperialista.
Líneas arriba se uso la metáfora del fuego,
el desarrollo de un incendio, para explicar la evolución marxista en suelo
americano; al igual que una llama que se propaga, los movimientos
revolucionarios deben ser avivados. La revolución rusa causo un impacto muy
poderoso en la mentalidad de la intelectualidad y en los diversos sectores
populares. Tanto así que un pensador marcadamente liberal y positivista como
José Ingenieros, saludo lleno de entusiasmo la revolución de octubre.
La revolución rusa no fue apreciada como
un hecho esporádico o de alcances solamente regionales. En los medios liberales
y en las zonas democráticas, apareció a manera de restitución del humanismo, el
caso personal de un joven Aníbal Ponce es una expresión típica de esa tendencia
de la época.[1] Es
solamente cuando los factores nacionales e internacionales se vinculan en la
década de los años 20, cuando el marxismo deja de ser una mera voluntad, algo
embrionario, ocasional, periférico y comienza a tomar forma.
Antes
de seguir adelante con el marxismo en Latinoamérica, quizá sea pertinente
preguntarnos: ¿Por qué las corrientes intelectuales anteriores a Marx, no
tuvieron una repercusión significativa en la democracia latinoamericana? Para
responder a la pregunta anterior es necesario esbozar una línea de pensamiento
entre Ingenieros-Ponce-Agosti, y puede establecerse igualmente un nexo entre
José Martí y Juan Marinello en Cuba. Es tas líneas de pensamiento, excepto alguno
casos las teorías pre marxistas, nunca llegaron a establecerse en el poder por
sus posturas radicalistas, encabezadas por la expansión intelectual de la
independencia (con Rousseau en el terreno de la teoría política y con Adam
Smith, Stuart Mill y Bentham en la economía y la moral) no pudo echar raíces en
América latina debido a ciertos obstáculos que la pobreza, la ignorancia, la
superstición, la ineptitud política y el militarismo, opusieron al desarrollo
de las ideas burguesas avanzadas. Para evitar hacer una larga enumeración de
las distintas corrientes filosóficas que pudieron haber tenido influjos en América,
bastara decir que la separación entre el Estado y la iglesia, la educación
laica y la libertad religiosa, aparecieron durante mucho tiempo como algo
subversivo o como aberraciones del espíritu.
Para las clases feudales y para las clases
radicales de la burguesía, el marxismo, pareció ser una especie de prolongación
natural de dichas concepciones y el liberalismo, señalado como “antesala” del
comunismo. Fue la revolución mexicana, con la fuerza de su connotado carácter
popular, la que vino a confirmar la creencia en la señalada prolongación y a
diferenciar el marxismo de cualquier ideología anterior, materialista o
idealista.
2. A propósito de una interpretación latinoamericana
de Marx y de su invasión ideológica.
Por
en cima de la pobreza, la ignorancia, la superstición etc., el marxismo tuvo
como principal detractor un factor decisivo: el eurocentrismo. Muchas de las
posturas filosóficas europeas fueron adoptadas en América latina pero ningún
tubo el impacto que habían tenido en Europa. El marxismo en este caso, olvido
las diferencias entre los continentes, y se impuso de manera casi dogmatica
sobre una realidad en muchos aspectos distinta a la europea.
Hablar del marxismo latinoamericano, es
hablar un arribo, de una caída del pensamiento centroeuropeo, sobre un
continente político, social y económicamente distinto al que inspiro el
pensamiento de Karl Marx.
Es necesario preguntarse a propósito de
las revoluciones que tuvieron lugar en Latinoamérica, si en realidad es el
marxismo tal como lo conocemos, el que palpita y moviliza los procesos de
transformación de sociedades no europeas. ¿Cuando paso el marxismo de ser una
interesante teoría económica, a una ideología revolucionaria? ¿Es en realidad
el marxismo latinoamericano una copia exacta del marxismo centro europeo?
Seria imposible afirmar que el marxismo
latinoamericano es una copia bizarra del pensamiento originario centro-europeo,
pero es de igual forma difícil la concepción de un marxismo latinoamericano
idéntico al pregonado por Karl Marx. De alguna forma el marxismo originario tuvo
que modificarse para poder sobrevivir en condiciones completamente distintas a
las del estado prusiano que determino en gran medida la eclosión de Marx y
Engels. Lo anterior no es producto de un olvido por parte de Marx sobre
Latinoamérica (puesto que sus escritos sobre América latina no son mínimos ni
escasos, sino más bien a una mala interpretación de la realidad latinoamericana.
Las quiméricas formas del marxismo latinoamericano se deben más bien a una
especie de “darwinismo ideológico” donde las ideologías no pueden permanecer
estáticas frente a una realidad diferente, sino buscan su adaptación y desarrollo en el medio.
América aparece no solo en la obra de Marx,
ejemplificada por las referencias a la guerra de México o en el panfleto
desmedidamente negativo sobre la figura de bolívar con estados unidos en 1847. Al igual que de China, Turquía y Rusia,
Irlanda y España, Marx hace todo un
despliegue teórico y metodológico incisivo
e innovador, no solo respecto a lo que se decía en los ámbitos
intelectuales de la época y sobre todo sobre los propios postulados de Marx de
el periodo anterior.
Es valido entonces preguntar: si el
prejuicio con el que los intelectuales ven el pensamiento de Marx sobre América
latina es solamente un prejuicio ¿Qué fue exactamente lo que salió mal? ¿Es
posible señalar puntualmente las causas de las extrañas interpretaciones de
Marx?
2.1 El eurocentrismo Y el hegelianismo como factor decisivo
en el pensamiento marxista.
De manera oportuna nos detendremos en las
dos afirmaciones sobre las cuales -según Arico- se apoya la creencia habitual
el eurocentrismo de Marx., como explicación lógica y suficiente de la
indiferencia marxiana por América latina.
Una importante
afirmación parte del reconocimiento de la existencia en Europa de una generalizada ignorancia de la realidad
latinoamericana.
Robert París dirá que América suministra
“un lenguaje, constituye un reservorio de sueños, de signos y de imágenes para
el inconsciente europeo”. Desde el siglo XVIII América se volvió un importante
objeto de estudio de los intelectuales europeos. El análisis de la época, y de
las condiciones económicas desde 1848 hasta 1850, le permitió llegar a la
conclusión de que en Europa y en el mundo se iniciaba una etapa de expansión
capitalista. Respecto a lo anterior, arico formula una interesante pregunta: ¿Por
qué Marx, instalado en el centro del sistema colonial (Inglaterra) y teniendo
al alcance de la mano toda la documentación que necesitaba y de la que en parte
hizo uso en el momento de construcción de su sistema teórico, presto, como hoy
se considera, una atención no sustantiva a una componente de decisiva
importancia en el proceso de transformación del capitalismo en el sistema
mundial?
Si bien es cierto Marx es un pensador de
profunda agudeza y que ya a los 24 años captaba y diseccionaba el espíritu del
capitalismo burgués, también es cierto que estaba fuertemente influido por Hegel.
La presencia del hegelianismo en su filosofía influyo en la forma en que Marx veía
Latinoamérica. Hay en Hegel determinada concepción de la historia y Marx estaba
bastante determinada por esta. La historia según Hegel tiene un devenir
necesariamente dialectico, es decir que la historia marcha en una dirección, y
que esta tiene un fin. Esta teleología en todo caso es el camino necesario que
la dialéctica tiene que recorrer para que la historia se cumpla.
Marx piensa en “der moment” hegeliano. Para Marx todo momento es justificable en
tanto de él surja la negación del anterior, puesto que la dialéctica siempre
niega para pensar en un nuevo momento. Marx tomara su ejemplo de la revolución
francesa. La burguesía al derrotar al feudalismo, crea a su propio sepulturero:
el proletariado industrial.
El error de Marx consiste en creer que la
burguesía tiene que universalizarse. Es la planetarizacion burguesa -según
Marx- la que creara de forma también
universal al proletariado que tarde o temprano sepultará a la clase burguesa. Tan
fuerte es el pensamiento dialectico de Marx que termina justificando lo
horrores de la burguesía, con una famosa cita de Goethe: “Quien lamenta los
estragos si los frutos son placeres, no mato a miles de seres Tamerlan en su
reinado”.
3
Los
precursores del marxismo latinoamericano.
El marxismo en América latina ha pasado por un largo proceso en el cual se
vislumbran determinados matices; sin embargo la historia se reduce a meros
momentos, el marxismo en este caso tiene tres momentos históricos
fundamentales, que podríamos enumerar de la siguiente forma: 1) La época de los
primeros Marxistas en América, que seguía las ideas originales del Marx de
Lenin esto lo podemos ubicar desde finales de siglo XIX, y la primeras tres
décadas del siglo XX, aquí aparece Mariátegui
y Juan Antonio Mella, solo hablaremos del trabajo del primero. 2) El
marxismo leninismo después de 1930, es el acceso de Joseph Stalin al trono. 3)
La aparición de la revolución cubana de 1959.
Cuando pensamos en los primeros
marxistas latinos americanos, hay que pensar en hombres como
José Carlos Mariátegui (pensador peruano y fundador del partido
comunista de su país) y el cubano José Antonio Mella. A este le dedicaremos un
poco de especio, pero si nos detendremos a ver que pensó José Carlos Mariátegui, el autor, De
los siete ensayos de interpretación de la
realidad peruana. Este hombre es considerado el primer marxista
latino americano. Bastara citar a José Arico para entrever la portentosa figura
del pensador peruano ergo trataremos
unas cuantas citas textuales sobre su pensamiento del socialismo y del marxismo.
Hace cincuenta año, en noviembre de 1928, se publicaba en
lima los 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana. Su autor, reunía
en dicha obra, un conjunto de escritos sobre algunos aspectos sustanciales de
la realidad de su país, consabiendolos como una contribución provisional, aun
inacabada, a la crítica socialista de los problemas y de la historia del Perú.
Y como se sentía un militante y no un académico, quizás con sus ensayos
realizar su mas declarada y enérgica ambición “la de concurrir a la creación de
socialismo peruano”. [2]
Es necesario decir que el pensamiento de Mariátegui
aunque se refiere en gran medida a la situación peruana es más universal de lo
que parece. Todo intento de construir el
socialismo, como una fuerza capaz de transformar un país y realizar el proyecto
de una sociedad sin clases, democrática e igualitaria, no puede dejar de
alimentarse teórica e ideológicamente de esta obra admirable de Mariátegui, que
perdura en la medida que sigue aun inmodificada la realidad de la que partió y
a la que quiso contribuir a transformar. Arico en su texto: Mariátegui
y los orígenes del marxismo latinoamericano, plantea tres preguntas: 1)
(Vargas, 1980,23) “Mariátegui ¿aprista o
marxista? 2) (Arroyo, 1980,93) Mariátegui, ¿populista o marxista? 3) (Paris, 1980,145) Mariátegui,
¿soreliano o marxista?” Nuestro trabajo no es responder estas preguntas,
sino mas bien subsumirlas en una pregunta mas compleja y trascendente por lo
menos para nuestros fines: ¿como Mariátegui repensó el marxismo y lo tradujo a
una fuerza revolucionaria latinoamericana?
El socialismo no es, ciertamente, una doctrina indo-americana. Pero ninguna doctrina, ningún
sistema contemporáneo lo es ni puede serlo. Y el socialismo aunque haya nacido
en Europa, como el capitalismo no es tampoco específicamente ni particularmente
europeo. Es un movimiento mundial, al cual no sustrae ninguno de los países,
que se mueven dentro de la orbita de la civilización Occidental. Esta
civilización conduce, con una fuerza y
unos medios que ninguna civilización dispuso, a la universalidad. Indo-América en este orden mundial, puede y debe
tener individualidad y estilo: pero no una cultura ni un sino particular (…) (Mariátegui, 2007, 130. )
Mariátegui es el creador de la teoría del indigenismo, en Perú después de
su llegada de Europa. El indio socialista que ve Mariátegui es el indio del
origen incaico como el mismo lo menciona en sus escritos, y en la idea de
comuna que rescata de ellos. José Carlos Mariátegui, se dio cuenta que la
población indígena del Perú formaba el 80% de la población y que estos no
tenían acceso a la tierra, de manera que el análisis de Mariátegui, no parte de la nada, parte de una
realidad concreta, no hace análisis de hombres abstractos o ideas como dice
Karl Marx en sus Miseria de la filosofía, sino que enfoca al individuo concreto de carne y hueso, y lo mas
interesante es que se da cuenta que son mayoría, y que estos son en el Perú los
sujetos histórico de la revolución socialista. Es importante considerar la
cultura ancestral que yacía en la
América precolombina.
Es el indigenismo es uno de los temas centrales
de su marxismo. “no es la civilización el alfabeto del blanco. Lo que levanta el alma
del indio. Es el mito es la idea de revolución la esperanza indígena es
absolutamente revolucionaria”. (Mariátegui, 2007, 78.)
Pero recordemos que uno de los
grandes pensadores, es decir que tenía ver también con la lucha la
independencia del imperio español, aunque no tenia que ver con el socialismo
que Plantea Mariátegui, es el caribeño José Martí héroe de la independencia
cubana. Martí escribe así “y de esta alma india y mestiza hecha una
llama sola se envolvió en ella el héroe, y en la constancia, e intrepidez con
ella”. (Martí, 2005, 238). Se refiere nada más menos que a Simón Bolívar. Podemos
recordar que Martí admiraba mucho al Libertador. Y continúa con el tema del
indigenismo latino americano: “Hasta que
no se haga andar al indio no comenzara andar bien la América” (…) cuando
afirma que la inteligencia americana es un pecho indígena, “del pequeño género humano”. Este
pensador al igual que Mariátegui reconoce como verdaderos explotados a los indios. Y ambos pensadores tratan de darles el lugar que le corresponde
en la historia de América Latina.
¿Como quería Mariátegui el
socialismo? ¿Quería que fuera copia y calca del modelo europeo? veamos que
piensa el propio pensador al respecto “No queremos ciertamente que el socialismo
sea en América calco y copia. Debe ser creación heroica. Tenemos que dar vida
con nuestra propia realidad, en nuestro propio lenguaje al socialismo
indo-americano. He aquí una misión digna de una generación nueva”. (Mariátegui,
2007, 79)
Tenemos las pruebas para
verificar que con la llegada de Carlos José Mariátegui se había construido algo
nuevo, se había construido el socialismo indígena, ahora habían nuevos sujetos
revolucionarios ya no eran tanto los proletarios sino la clase campesina,
expropiada por los grandes terratenientes
y la burguesía capitalista imperialista y anticomunista. Además el
peruano no quiere importar ni exportar modelos para hacer la revolución, cada
país debe de crear su propio socialismo dependiendo de la situación económica,
social, política e histórica. Por eso la mimesis de la revolución de un país
hacia otro no existe para Mariátegui.
4. Revoluciones y libertadores
4.1.
La rebelión de 1932 en el Salvador
Hay que tener en cuenta que los historiadores que narran las revoluciones
en América latina, no han sido en absoluto marxistas. Orzo tiene mucho razón
cuando se pregunta como es posible que muchos marxistas no le den importancia a
dichos acontecimientos, la guerrilla librada por Augusto Cesar Sandino en 1926-1934.
La heroica huelga bananera en costa Rica 1934 y también la huelga bananera en
Honduras 1934. Hay que tener en cuenta
que la guerra librada por Cesar Sandino, no tenia como propósito la toma del
poder; a pesar de que el nicaragüense era anticapitalista y antiimperialista,
hay que decir que no era un comunita. Por
otra parte la insurrección posterior de 1932, si tenía como propósito la toma
del poder pero se cometieron muchos errores por parte de los dirigentes
comunistas, cuestiones que estos no previeron y que le cobraron factura al
movimiento. Hay una cita que se hace del Tomhan Anderson. Mojica lo toma de
Anderson: “Me imagino que la
situación del Salvador actual, se asemeja
mucho a la de Francia antes de la revolución. Rusia antes de la revolución y
México. La situación esta madura para el comunismo, y los comunistas parecen
haberse dado cuenta de ello. El de Diciembre de 1931 había en el correo de San
Salvador 3.000 libras de literatura comunista
provenientes de Nueva York confiscados por autoridades postales en el
transcurso de un solo mes”. (Mojica, 2012, 12)
4.2 El socialismo soviético
marxismo leninismo (1930-1959)
Con la III Internacional comunista, la forma de interpretar el marxismo
leninismo había cambiado ya no era la misma que concibió a la revolución a
escala mundial o continental, como la pensó Marx o león Trotsky en la “revolución
permanente”. Para el (trosky) Joseph Stalin el marxismo en los Estado
atrasados como el Estado mismo soviético tenían precisamente que pasar por un
periodo capitalista burgués, se le va conocer como la “revolución por etapas”
o etapista. León Trotsky se va a oponer
a esta corriente. Y esto fue lo que le costó la vida en el año de 1940 en
México. Para 1939 solo habían dos
Bolcheviques vivos eran león Trotsky y el mismo Joseph Stalin. Este periodo se
caracterizo en la unión soviético por ser vertical, totalitario, sectario. Y
quizás lo que mas causo dolor es que Joseph Stalin era un tirano dictatorial.
En América latina hubo muchos
representantes del estalinismo, entre ellos el argentino Víctor Cocovilla. Era
representante de la III Internacional comunista. En ese momento en América
Latina no había muchas guerras de guerrillas. Hubo algo que se llamo el “Frente
Popular”, y que muchos historiadores dicen que estos eran algo que había
preparado Joseph Stalin con misma venia del imperio, encontrar el fascismo. La
única rebelión que encontramos fue en la década de 1935, en el Brasil Por Prestes. Dicha revolución no se puedo
concretar con la toma del poder político, por la concepción que se tenia de la
revolución por etapas. Tenían alianzas CON el proletario, los campesinos, la
pequeña burguesía, la burguesía nacional. Pero de esta forma quedaba vivo el
Estado burgués no se destruía ninguna de sus instituciones, seguía viva la
misma institucionalidad burguesa.
4.3 La revolución cubana de
1959 Castrismo y Guevarismo son nuevas
formas de marxismo en América Latina
La revolución cubana de 1959 quebró por siempre la historia del modelo de
Joseph Stalin, y la idea de una revolución por etapas. La revolución
cubana no es la continuidad del modelo
soviético de Stalin, o mejor dicho. La revolución cubana llevo a la praxis la
teoría marxista de la revolución continental, la teoría de la revolución por
partes había quedado desmoronada, y el Che y Fidel le habían dado vida a la teoría revolucionaria que
asumía la revolución mundial. Si el capitalismo es mundial es decir es global,
el socialismo es su antítesis, también el socialismo debe ser mundial, pero
aquí las clases revolucionarias son el proletariado, el campesinado. Para el
capitalismo son otras dos clases, la pequeña burguesía, y la burguesía nacional,
estas son grandes aliadas del capitalismo y del imperialismo. Dice Juan Pablo
Guadarrama, “con el triunfo de la
revolución cubana solo se inicia una nueva etapa en el desarrollo de lo social
de los pueblos latinoamericanos, sino también una nueva época en el devenir del
marxismo en esta región” (Guadarrama, 1999, 18). El autor del “El
Marxismo en América latina” llega a una definición muy parecida, a la
Guadarrama. (Löwy, 2007,45) dice: “la revolución cubana la crisis del
socialismo, pero no del socialismo real sino que del socialismo de corte
estalinista”.
4.4 El guevarismo y el
Castrismo
Estas dos categorías son las que se han utilizado, para dar el cuerpo
teórico y práctico del fenómeno de la revolución cubana. El guevarismo y el
castrismo centro y el corazón de la
revolución cubana. La revolución cubana no fue una receta del modelo que José
Stalin pretendía aplicar de su revolución el guevarismo y el castrismo
significa la continuidad de la revolución permanente de Karl Mar y de Engels,
de Lenin y de león Trotsky. Significa literalmente el nacimiento de teoría
marxista renovada desde el continente latino americana, y fuera de las
teorías estalinistas, porque esto
significa la discontinuidad del modelo burocrático soviético creado por Joseph
Stalin y sus adeptos al partido
comunista bolchevique.
¿Como miraba la revolución el Che
Guevara? El che y Fidel fueron muy
criticós con el modelo marxista que había impuesto la unión soviética como
verdad única para hacer la revolución. Ya citaremos lo que dice el Che Guevara
en 1967, a través de la Tricontinental mensajes a los pueblos del
mundo. “Por otra parte las
burguesías autóctonas han perdido toda su capacidad de oposición al
imperialismo y solo forman su furgón de cola. No hay más cambios que hacer; o
revolución socialista o caricatura de revolución”. (Guevara, 1967, 6). Vuele
le Che sobre este asunto. “Atacar dura e
ininterrumpidamente en cada punto de confrontación, debe ser la táctica general
de los pueblos. Pero, en los lugares en que esta mísera paz que sufrimos no ha
sido rota, ¿cuál será nuestra tarea? Liberarnos a cualquier precio”. (Guevara,
1967,5) los cantos de sirena de la
socialdemocracia, que la vía de toma del poder es pacifica en el vocabulario de
un genuino marxismo como el comandante Ernesto el Che Guevara de la Serna no existe este lenguaje. Para el Che la
socialdemocracia es la mejor aliada del imperialismo y del capitalismo, seria
en todo caso en palabras del propio Che la prima hermana, y sino son familia
entonces son amigas con derecho a matrimonio.
A propósito de la guerra de Vietnam el Che se pronuncia así:
El imperialismo norteamericano es culpable de agresión;
sus crímenes son inmensos y repartidos por todo el orbe. ¡Ya lo sabemos,
señores! Pero también son culpables los que en el momento de definición
vacilaron en hacer de Vietnam parte inviolable del territorio socialista,
corriendo, así, los riesgos de una guerra de alcance mundial, pero también
obligando a una decisión a los imperialistas norteamericanos. Y son culpables
los que mantienen una guerra de denuestos y zancadilla comenzada hace ya buen
tiempo por los representantes de las dos más grandes potencias del campo
socialista. (Guevara, 1967, 5)
Aquí Guevara si hace una durísima critica a la una unión soviética, al
partido comunista bolchevique en que tomara el poder en 1917 en Octubre, pero
posteriormente a la muerte de Lenin se va considerar que para hacer la
revolución hay que hacer la transición al capitalismo, y por eso la unión
soviética no tomo muy en cuenta países como Vietnam. Menosprecio del enemigo
según el Che recomienda esto. “al enfocar
la destrucción del imperialismo, hay que identificar a su cabeza, la que no es
otra que los Estados unidos del Norteamérica”. (Guevara, 1967, 9)
“El odio como factor de lucha;
el odio intransigente al enemigo, que impulsa mas allá de la limitaciones
naturales del ser humano y lo convierte en una efectiva , violencia, selectiva
y fría maquina de matar, nuestros soldados tienen que ser así; y un pueblo sin
odio no puede triunfar sobre el enemigo brutal.( Guevara, 1967, 11)
Para aquello que fantoches
golpeándose el pecho diciendo que no
podemos vivir sin violencia y que todos somos hermanos, hacen mención a los
nombres de Marx de Lenin, de Rosa Luxemburgo, del Che de Fidel, de José Carlos
Mariátegui, y dicen sus pensamientos ya
no tienen vigencia. Otros dirían el marxismo ya no tiene vigencia entonces
nosotros les preguntamos. Si el marxismo no tiene vigencia el capitalismo tan
poco tiene, ya no hay explotados ya no hay oprimidos ni hay explotadores. Es
que ya vivimos en una sociedad sin clases. ¿Que nos contestarían los señores
lacayos del imperialismo?
La concepción revolucionaria del Che, no son interpretaciones de pensadores
liberales: Eso significa una guerra
larga. Y lo repetimos una vez más, una guerra cruel. Que nadie se engañe cuando
baya a iniciarla que nadie vacile en iniciarla por temor a los resultados que
puede traer para su pueblo. Es casi la única esperanza de la victoria.
(Guevara, 1967, 12)
El camino para vencer también es la organización de la clase trabajadora
por parte de la vanguardia consciencia políticamente y la lucha, no se gana de la noche a la
mañana, o de un día para otro. No podemos hacer lo que piensan los anarquistas,
que vamos a destruir el Estado burgués de un para un día para otro, o en un
abrir y cerrar los ojos. La revolución hay que organizarla y dirigirla.
Necesitamos transformar el mundo y la única vía para hacerlo es la toma del
poder.
En América Latina, no, es plaza de
armas del imperialismo norteamericano, no hay fuerza económica capaz de
tutelar, las luchas que las burguesías nacionales entablaron con imperialismo
norteamericano, y por tanto, estas fuerzas, relativamente mas débiles que en
otras, claudican y pactan con el
imperialismo. Frente al drama terrible, para los burgueses timoratos: sumisión
al capital extranjero o destrucción frentes populares internas, dilema que la revolución cubana ha
profundizado con la polarización, que significo su ejemplo, no queda otra
solución que la entrega. (Guevara, 1967,15).
Frente al problema armamentístico que el imperio tiene, y las burguesías
son entreguistas porque además de todo eso, son muy tímidas, y son sumamente anticomunista eso no puede
olvidársele a un revolucionario, pactar con las burguesías es nefasto para el
socialismo y para el comunismo. De esa naturaleza tenemos, ejemplo así, esta
llena la historia, podemos citar, Jacobo Arbesn, Salvador Allende, y el último
mas reciente que hemos podido ver en América Latina en presente año el golpe de
Estado que le dieron al presidente del Paraguay
el sacerdote Jesuita Fernando Lugo. Eso demuestra que el Che tenia razón
que no hay burguesías progresistas. Para una mejor comprensión del problema
armamentístico. Veamos el artículo del sociólogo Argentino Atilio Boron[3].
5) La coyuntura geopolítica de
América Latina y el Caribe.
El socialismo y el hombre en Cuba es uno de
los documentos que redacto Ernesto el Che Guevara. Escribía así, “durante este proceso, en el cual solamente
existían gérmenes del socialismo. El hombre era un factor fundamental”. No
podemos olvidar que en la década de 1920 existió Juan Antonio Mella, un gran
líder estudiantil y dirigente revolucionario Marxista leninista y que fue
asesinado por la dictadura de Machado. “pueblo
masa dormida a quien había que
movilizar, y su vanguardia, la guerrilla, motor impulsor del movimiento,
generador de consciencia revolucionaria y de entusiasmo combativo” (Guevara,
2007, 166). El individuo dice el Che fue el motor fundamental. Como decir
el motor de la revolución fue el hombre, pero el hombre campesino, el hombre
proletario, en otras palabras el hombre oprimido. Dice Che que se necesita el
concepto de autoeducación para triunfar. “para
construir el comunismo, simultáneamente con la base material hay que hacer al
hombre nuevo”. (Guevara, 2007, 171).
Es decir que el viejo hombre el hombre unidimensional de Marcuse, es
cuestión solo del pasado el presente y el futuro se ocupa en la construcción de
una nueva sociedad y el nuevo hombre. “en
este periodo de construcción del socialismo, podemos ver al hombre nuevo que va
naciendo”. (Guevara, 2007,172) No hay otra
posibilidad de ver nacer al hombre que la revolución socialista, pero si
queremos ver morir al hombre en la miseria, en la opresión, es siendo
indiferente es entonces donde el capitalismo sanguinario se lo devora. “las vanguardias tienen su vista puesta en
el futuro y en su recompensa, pero esta no se vislumbra como individual; el
premio es la nueva sociedad donde los hombres tendrán características
distintas: la sociedad del hombre comunista”. (Guevara, 2007,173). Esta es la
sociedad sin lucha de clase la que vaticinó Marx en sus escritos. Y en Y el
Che como un fiel Marxista no un marxista reciclado, solo de serle fiel en sus
principios sus interpretaciones.
5. A manera de conclusión: marxismo torpeza y
esperanza.
Las
izquierdas de hoy parecen haber tomado distancia de los viejos modelos
políticos marxistas/comunistas, y no les falta razón. Hace más de veinte años,
Oscar Terán se refería a la necesidad de una profunda autocrítica al interior
de la izquierda en los siguientes términos:
Una doctrina con elementos libertarios y
antiestatalistas debería explicar por qué ha terminado por constituirse en la
aureola ideológica de regímenes autocráticos; de qué modo las promesas que
anunciaban el fin de la prehistoria han podido reforzar la historia de crímenes
y tormentos de un siglo que no ha carecido precisamente de horrores; cómo el
avance hacia una distribución más justa de la riqueza ha sido acompañado de
nuevas y reprobables jerarquizaciones; por qué la proyectada democracia de los
trabajadores desembocó en la despolitización de las masas y en la negación de
derechos sindicales elementales; el pasaje del reino de la necesidad al de la
libertad, en el cercenamiento de libertades básicas; el internacionalismo
proletario, en el derecho imperial de intervención armada en los territorios
sojuzgados y en el enfrentamiento violento y sin principios entre países del
mismo campo socialista.[4]
La
crisis del socialismo real trajo como consecuencia el descrédito casi universal del marxismo como una guía
para la acción política. Si embargo, como el propio Terán advirtió, “si las
utopías comunistas resultaron vanas o despóticas, los problemas de gigantesca
injusticia inequidad que denunciaron no sólo subsisten sino que se han
incrementado a escalas que avergüenzan al género humano.”11 Cómo conciliar la necesidad
de luchar contra esas injusticias y contra la hegemonía del capitalismo global
con la crítica desde la izquierda a los viejos modelos autocráticos y
jerárquicos es uno de los grandes desafíos del tiempo presente.
Pero el marxismo, bien lo sabemos,
pretendió siempre ser un conjunto de propuestas políticas para destruir el
sistema capitalista a la vez que una herramienta analítica para interpretar la
historia y la sociedad. Hubo una época en América Latina en que el marxismo, en
sus diversas vertientes, prácticamente dominaba el análisis sociológico y
político. Este esfuerzo de producción teórica y de investigación—que en el
pasado produjo una literatura a ratos repetitiva y dogmática, pero con
frecuencia creativa y fecunda—parece también haber sido abandonado, incluso en
esta época de resurgimiento de la izquierda en América Latina. Abundan los intelectuales
ex- o pos-marxistas, pero cuesta mucho tropezarse con alguien que todavía se
proclame marxista. Aunque estamos lejos de caer en la ingenua noción de que hay
que “recuperar” lo que en muchos casos es irrecuperable, o “reivindicar” lo que
a todas luces no lo merece, creemos que hace falta repensar críticamente el
marxismo y sus aportes para la reflexión sociológica e histórica.
A diferencia de quienes abandonan el marxismo
al identificarlo con el socialismo realmente existente o con las formas más
dogmáticas de pensamiento crítico, estamos convencidos de que la tradición
marxista sigue ofreciendo un conjunto de herramientas teóricas que nos pueden
ayudar a entender no sólo el pasado de nuestras sociedades, sino también
fenómenos en apariencia tan alejados de las preocupaciones de Marx como la
globalización, la aparición de nuevas tecnologías, o los problemas
medioambientales. Según el historiador británico Eric J. Hobsbawm:
Marx sobrevive en su concepción materialista de la
historia y en su análisis del capitalismo. En el siglo XIX ya vaticinó la
globalización, y cuando se celebraba el 150 aniversario del Manifiesto
Comunista, las crisis económicas del sureste asiático y de Rusia en 1997 y
1998 confirmaban sus predicciones. El poder del marxismo sigue intacto. No así
muchas ideas políticas de Marx que obedecían, más que al análisis, a sueños de
igualdad.[5]
El
marxismo en América Latina debe concebirse con la personalidad propia que ha
tenido en toda la vida cultural y política de este continente. Hay que
otorgarle sus justos méritos, su grado de autenticidad con las circunstancias
latinoamericanas, con sus insuficiencias y tropiezos, ni más ni menos. En lugar
de concebirlo como una simple corriente más del pensamiento filosófico,
económico o político que ocupe un determinado espacio en la cátedra
universitaria o en la vida académica el marxismo debe apreciarse como un
instrumento que ha intentado una interpretación científica de la realidad
latinoamericana para emprender su necesaria transformación en favor de superar
la enajenante sociedad capitalista. Muchos marxistas no solo han consagrado su
actividad intelectual sino que hasta han ofrendado su vida en esa misión. A ese
fin se han subordinado todos sus objetivos. Este hecho no excluye, sino que por
el contrario presupone su bien ganado reconocimiento académico en el ámbito
intelectual latinoamericano. Si no hubiese alcanzado ese prestigio en ambos
planos, en el de la reflexión teórica y en la práctica política y social, no se
hubiese constituido en ocupación tan obsesiva de gobiernos, partidos e
intelectuales de la derecha tradicional, como ha ocurrido. El marxismo en
América Latina se ha desarrollado en permanente confrontación crítica con otras
corrientes filosóficas, económicas y sociológicas contemporáneas. Esa batalla
lo ha fortalecido, pero también ha evidenciado sus partes blandas por lo que
sus defensores se han visto precisados a enriquecer la teoría y a fortalecer
sus argumentos a tenor con los cambios en el mundo y los logros de las
ciencias. Cuando la labor de estos se ha limitado a encontrar respuestas
acabadas para todos los novedosos problemas contemporáneos y específicos en un
supuesto arsenal teórico inagotable de lo clásicos fundadores, presuponiendo
que sólo hay que remitirse a él para tener todas las soluciones, la producción
intelectual marxista se ha empequeñecido. Pero, cuando por el contrario, sus
intérpretes actuales asumen la teoría marxista por su validez metodológica
dialéctica y su concepción materialista del mundo, por su contenido
eminentemente humanista y práctico revolucionario para abordar los problemas
concretos de los nuevos tiempos y el de sus circunstancias específicas,
entonces el marxismo se agiganta y reverdece, sin importarle mucho si las
nuevas conclusiones hubiesen sido totalmente del agrado o no de sus clásicos.
Cuando los marxistas - o al menos los que piensan que lo son- han asumido
erróneamente que todos los planteamientos y argumentaciones de las restantes
corrientes filosóficas, económicas, sociológicas, etc., son equivocadas y no
poseen sus respectivos núcleos racionales, como sostenía Lenin, el producto de
su reflexión crítica se ha esterilizado y lejos de contribuir al
enriquecimiento del análisis del asunto lo han obstaculizado. Es indudable que
en la historia del marxismo en América Latina existen estos momentos de
estancamiento y dogmatismo, pero han constituido solo muestras de paradas
momentáneas en su recorrido ascendente y creativo, que en los momentos actuales
se encuentra en su mayor desafío para demostrar su vitalidad y validez.
Cuando
los historiadores del marxismo en la América Latina del siglo XXI puedan
procesar en sus supercomputadoras las inconmensurables bases de datos
interconectadas de todos los estudios al respecto, el adecuado balance crítico,
y no simplemente un bosquejo histórico como el presente, indicará el predominio
de lo aportador frente a lo anquilosado y la justificación de las luchas de los
marxistas por conquistar una sociedad más humana. Podemos pensar en el marxismo
de muchas maneras, no faltarían acéticos resignados que lo califiquen como una
triste utopía, mas que desmentirlos habrá que recordar que el hombre aun no ha
muerto, y que nuestro presente esta constituido de las ideas que una vez fueron utópicas.
Bibliografía y fuentes consultadas
Bibliografía primera libros
_ Aricó, José (1980).
Mariátegui y los orígenes del marxismo Latino americano.
Prologo y traducción por José Aricó.
Cuadernos del pasado y presente. Numero 60.
Edición prited ad made in México.
_ Dalton, Roque. (1982) Miguel Marmol.
Edición
Talleres de artes grafico Centro América. 2da
_ Che, Guevara. (2007). El socialismo y el hombre
encuba. Tres textos clásicos para cambiar el mundo
Edición Ocean sur Bogotá Colombia. 2da.
_Marx, Karl. (1985). Los Grundrisse 1857-1858 I.
Lineamientos fundamentales para la critica de la economía política.
Traducción de Wenceslao Lara.
Fondo de la cultura económica. México. D.F.
_Marx,
Karl. (1976) El Capital. Volumen I.
Fondo de la cultura económica. México, D.F.
Mariátegui, José Carlos. (2007) 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana.
Biblioteca de fundación Ayacucho republica de
Venezuela. 3rª
Martí,
José. Nuestra América.
Biblioteca de fundación Ayacucho Republica de Venezuela.
_ León, Trotsky. (2000). La revolución traicionada.
Fondo de la cultura económica. 2da.
_Löwy, Michael. (2007) El marxismo en América Latina.
Antología desde 1909 hasta nuestros días (edición actualizada).
Impreso en Tallares LOM. Edición Era.
Bibliografía secundaria revistas
Boron, Atilio. (2010). La coyuntura geopolítica de
América Latina y el Caribe.
Ponencia presentada en la casa de las Américas, 22-24
de noviembre de 2010
Citado el 14 de noviembre de 2012
Disponible
en: http://www.cubadebate.cu/opinion/2010/12/14/la-coyuntura-geopolitica-de-america-latina-y-el-caribe-en-2010/
Guevara, Che Ernesto. (1967) Táctica y estrategia de
la revolución latino americana.
En:
Cuadernillo Numero 3
Cátedra Che Guevara colectivo AMAUTA
Citado el 16 nov. 12
Disponible en: Http: // www. Amauta.laine.org.
Guevara, Che Ernesto. (1967) Mensaje a los pueblos del mundo a través de la Tricontinental
Publicado por primera vez en La Habana - Cuba, en
abril de 1967.
Texto digitalizado aparece aquí por cortes í
de la Biblioteca de Textos Marxistas en Internet.
Citado 16 de noviembre de 2012
_Guadarrama González, Juan Pablo. (2002). Bosquejo
Histórico de Marxismo en América Latina.
En: SEME Centro de estudio Miguel Enrique.
Archivo político social-movimiento popular.
Universidad de INCA de Colombia, universidad central
de las Villas.
Citado el 16 de
noviembre de 2012
_Isla Conde, Mauricio. (2003). Porque la resurrección
de Mariátegui.
En: archivo CHILE. SEME. Centro de estudio Miguel Enrique.
Citado el 16 noviembre de 2012
Disponible en: // www. Archivochile.com
_Kohan, Néstor. La concepción revolucionaria del Che y en el
guevarismo.
Aproximaciones al debate
sobre el futuro de América latina y el socialismo del siglo XXI el marxismo y
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En: catedra del Che Guevara-
colectivo AMUATA- Argentina.
Citado el 16 de noviembre de 2012
Disponible en: Http: // www. Amauta.laine.org.
_Mojica, orzo. (2012) 80 aniversario de la insurrección
indígena de el Salvador (1932-2012)
En:
revista 1857. Revista centro americana, (Número 12, Enero-abril) de teoría política, económica e historia (numero 12-
2012).
Citado el 16 de noviembre de 2012
Disponible en:
http://www.elsoca.org/index.php/publicaciones/revista-1857/2416-ya-salio-la-edicion-no-12-de-la-revista-1857
Ponce afirmo alguna vez: “los ideales de la revolución rusa son, de esta
manera, los mismos ideales de la revolución de mayo en su sentido integral.
[2] Arico, José: Mariátegui y los orígenes del marxismo latinoamericano.
Siglo XXI editores, 1978, primera edición.
[3] “Esta marginación del Departamento de Estado ha sido acompañada por un
fenomenal aumento del presupuesto militar, para lo cual se apeló a pretextos
tan estupidoscomo la necesidad de librar una batalla frontal en la “guerra
contra el terrorismo”, o la “guerra contra el narcotráfico” todo lo cual,
además, desde el 11 S dio pie para la elaboración de una nueva doctrina militar
y estratégica: la “guerra infinita.” Una rápida ojeada a la progresión del
gasto militar norteamericano revela los descomunales alcances del proceso. En
1992, el presupuesto militar de Estados Unidos equivalía al de los 12 países
que le seguían en la carrera armamentista; cuando en 2003 se decide la invasión y posterior ocupación de Irak el
gasto norteamericano ya era equivalente al de los 21 países que le seguían en
ese rubro. Las complicaciones de esa guerra sumada a la intensificación de las
operaciones en Afganistán hicieron que, para el 2008 el gasto militar de los
Estados Unidos sólo pudiera ser igualado si se sumaban los presupuestos
militares de 191 países. Para el 2010, ya es superior a la totalidad del gasto
militar de todos los países del planeta, superando la barrera psicológica del
billón de dólares (un millón de millones de dólares), pese a que en sus
comunicados oficiales la Casa Blanca habla de una cifra poco superior a los
750.000 millones de dólares. Claro está que esa cifra no contempla el
multimillonario presupuesto de la Veterans
Administration, encargada de prestar asistencia médica y psicológica a
los ex combatientes de las sucesivas guerras del imperio, desde la de Vietnam
en adelante. Si a esto se le agregan los gastos realizados por subcontratistas
vinculados a actividades de infraestructura (como la Halliburton, por ejemplo)
y algunos otros relacionados con la contratación de mercenarios se comprenderá
fácilmente las razones por las cuales las cifras que se dan a conocer
subestiman notablemente el gasto militar de los Estados Unidos”. (…) (Boron,
2010,9) ponencia presentada en la casa de las Américas, 22-24 de noviembre de
2010
Disponible en: http://www.cubadebate.cu/opinion/2010/12/14/la-coyuntura-geopolitica-de-america-latina-y-el-caribe-en-2010/
[4] 10 Oscar Terán, “Una polémica postergada: la
crisis del marxismo” [1984], reproducido en De utopías,
catástrofes y esperanzas. Un camino intelectual (Buenos Aires: Siglo XXI,
2006), 49.
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