viernes, 31 de julio de 2015

Marxismo en América Latina



Trabajo: El marxismo en América latina. Estudiantes:

 Jader Javier Sánchez y Marvin Amílcar Pérez:
 Jueves 22 de noviembre de 2012
        
1

Índice:



1  Breve reseña histórica.........................................................................................1
2. A propósito de una interpretación latinoamericana de Marx y de su invasión ideológica.......2-4

   2.1 El eurocentrismo Y el hegelianismo como factor decisivo en el pensamiento marxista.....5-6

3 Los precursores del marxismo latinoamericano....................................................................7, 8.

4. Revoluciones y libertadores...............................................................................................9.

4.1La rebelión de 1932 en el Salvador.............................................................................10

      4.2 El socialismo soviético marxismo leninismo (1930-1959)............................................11

      4.3 La revolución cubana de 1959 Castrismo y Guevarismo son  nuevas formas de marxismo en América Latina.................................................................................................................12.

      4.4 El guevarismo y el Castrismo...................................................................................12, 13,14

5 La coyuntura geopolítica de América Latina y el Caribe.....................................................15.

5. A manera de conclusión: marxismo torpeza y esperanza.................................................16, 17, 18,19.

Bibliografía y fuentes consultadas........................................................................................20-22.



Los orígenes del pensamiento marxista en Latinoamérica.

Reflexionar sobre el proceso de formación y desarrollo en América latina de un movimiento al que genéricamente podemos denominar socialista implica necesariamente un retorno a las fuentes, un esfuerzo por indagar las vicisitudes históricas de la percepción del “fenómeno latinoamericano” a través de un cuerpo de pensamiento teórico y político que influyo decisivamente en la constitución de los movimientos sociales revolucionarios de la época moderna.

1.1 Breve reseña histórica

La historia que todo lo borra y oscurece, ha hecho lo suyo con la génesis del marxismo latinoamericano. Son extrañas las formas en que se propaga un incendio, vemos el humo, las llamas, pero muy pocas veces podemos determinar el momento exacto en que el fuego nace y menos a un las causas por las que nace. En el caso del marxismo latinoamericano, resulta mas fácil determinar las razones por las que surge, que la fecha exacta de su aparición; sin embargo podríamos afirmar que el marxismo se afianza en los países de América latina después de 1920.

     Fue entre 1918 y 1922 cuando surgieron partidos comunistas en Argentina, en México, en Uruguay, en Chile y en Brasil. En 1925, se fundaba el partido comunista cubano. Durante la gran crisis económica mundial y las grandiosas luchas entabladas por los trabajadores de los países de América latina, se formaban de igual forma, partidos comunistas en Venezuela, en Colombia, en Perú, en Ecuador, en Costa Rica, en El Salvador y en Paraguay; en otros países, se constituyeron en vísperas o después de la segunda guerra mundial.     
         
     Las causas sociales que obraron para la aparición del marxismo en América latina pueden remitirse a dos órdenes: las de orden internacional y las de orden nacional. Las primeras son el resultado de factores derivados de la coyuntura mundial y se vinculan ante todo a los grandes acontecimientos económicos y revolucionarios de fines de siglo XIX y de las primeras décadas del presente. Las insuficiencias del proceso independentista latinoamericano, y los gobiernos corruptos, que bajo las banderas liberales y conservadoras se disputaron ferozmente el poder, se revirtió en la aceptación y difusión de ideas socialistas y anarquistas.  Es arriesgado decir que las repercusiones del capitalismo en América latina sean mayores que en los países de otros continentes, lo cierto es que están marcadas de manera mas clara. El paso del capitalismo de la libre competencia, al capitalismo monopolista dejo en los pueblos del centro y del cono sur, un halo de miseria y resentimiento. El imperialismo y el colonialismo anglosajón fueron  entre otras razones, las principales causas del atraso de los países latinoamericano así como el detonante de la emancipación de los pueblos y de la adopción de doctrinas ideológicas centroeuropeas, en este caso el marxismo y con anterioridad el socialismo utópico de Proudhon. La constitución del mercado mundial, las transnacionales y ciertas manifestaciones precoces  del imperialismo, ataron nuestras economías al sistema capitalista y la hicieron periféricamente dependientes. 

    El proletariado se cohesiona, no en relación a la burguesía criolla, sino en oposición a las empresas extranjeras que se fueron estableciendo paulatinamente. Las primeras luchas de la clase obrera tuvieron lugar contra el capital foráneo. Su actitud fue desde el primer momento una actitud anti-imperialista.
     Líneas arriba se uso la metáfora del fuego, el desarrollo de un incendio, para explicar la evolución marxista en suelo americano; al igual que una llama que se propaga, los movimientos revolucionarios deben ser avivados. La revolución rusa causo un impacto muy poderoso en la mentalidad de la intelectualidad y en los diversos sectores populares. Tanto así que un pensador marcadamente liberal y positivista como José Ingenieros, saludo lleno de entusiasmo la revolución de octubre.  
     La revolución rusa no fue apreciada como un hecho esporádico o de alcances solamente regionales. En los medios liberales y en las zonas democráticas, apareció a manera de restitución del humanismo, el caso personal de un joven Aníbal Ponce es una expresión típica de esa tendencia de la época.[1] Es solamente cuando los factores nacionales e internacionales se vinculan en la década de los años 20, cuando el marxismo deja de ser una mera voluntad, algo embrionario, ocasional, periférico y comienza a tomar forma.

Antes de seguir adelante con el marxismo en Latinoamérica, quizá sea pertinente preguntarnos: ¿Por qué las corrientes intelectuales anteriores a Marx, no tuvieron una repercusión significativa en la democracia latinoamericana? Para responder a la pregunta anterior es necesario esbozar una línea de pensamiento entre Ingenieros-Ponce-Agosti, y puede establecerse igualmente un nexo entre José Martí y Juan Marinello en Cuba. Es tas líneas de pensamiento, excepto alguno casos las teorías pre marxistas, nunca llegaron a establecerse en el poder por sus posturas radicalistas, encabezadas por la expansión intelectual de la independencia (con Rousseau en el terreno de la teoría política y con Adam Smith, Stuart Mill y Bentham en la economía y la moral) no pudo echar raíces en América latina debido a ciertos obstáculos que la pobreza, la ignorancia, la superstición, la ineptitud política y el militarismo, opusieron al desarrollo de las ideas burguesas avanzadas. Para evitar hacer una larga enumeración de las distintas corrientes filosóficas que pudieron haber tenido influjos en América, bastara decir que la separación entre el Estado y la iglesia, la educación laica y la libertad religiosa, aparecieron durante mucho tiempo como algo subversivo o como aberraciones del espíritu.
    Para las clases feudales y para las clases radicales de la burguesía, el marxismo, pareció ser una especie de prolongación natural de dichas concepciones y el liberalismo, señalado como “antesala” del comunismo. Fue la revolución mexicana, con la fuerza de su connotado carácter popular, la que vino a confirmar la creencia en la señalada prolongación y a diferenciar el marxismo de cualquier ideología anterior, materialista o idealista.


2. A propósito de una interpretación latinoamericana de Marx y de su invasión ideológica.


Por en cima de la pobreza, la ignorancia, la superstición etc., el marxismo tuvo como principal detractor un factor decisivo: el eurocentrismo. Muchas de las posturas filosóficas europeas fueron adoptadas en América latina pero ningún tubo el impacto que habían tenido en Europa. El marxismo en este caso, olvido las diferencias entre los continentes, y se impuso de manera casi dogmatica sobre una realidad en muchos aspectos distinta a la europea.
    Hablar del marxismo latinoamericano, es hablar un arribo, de una caída del pensamiento centroeuropeo, sobre un continente político, social y económicamente distinto al que inspiro el pensamiento de Karl Marx.
     Es necesario preguntarse a propósito de las revoluciones que tuvieron lugar en Latinoamérica, si en realidad es el marxismo tal como lo conocemos, el que palpita y moviliza los procesos de transformación de sociedades no europeas. ¿Cuando paso el marxismo de ser una interesante teoría económica, a una ideología revolucionaria? ¿Es en realidad el marxismo latinoamericano una copia exacta del marxismo centro europeo?

    Seria imposible afirmar que el marxismo latinoamericano es una copia bizarra del pensamiento originario centro-europeo, pero es de igual forma difícil la concepción de un marxismo latinoamericano idéntico al pregonado por Karl Marx. De alguna forma el marxismo originario tuvo que modificarse para poder sobrevivir en condiciones completamente distintas a las del estado prusiano que determino en gran medida la eclosión de Marx y Engels. Lo anterior no es producto de un olvido por parte de Marx sobre Latinoamérica (puesto que sus escritos sobre América latina no son mínimos ni escasos, sino más bien a una mala interpretación de la realidad latinoamericana. Las quiméricas formas del marxismo latinoamericano se deben más bien a una especie de “darwinismo ideológico” donde las ideologías no pueden permanecer estáticas frente a una realidad diferente, sino  buscan su adaptación y desarrollo en el medio.

    América aparece no solo en la obra de Marx, ejemplificada por las referencias a la guerra de México o en el panfleto desmedidamente negativo sobre la figura de bolívar  con estados unidos en 1847.  Al igual que de China, Turquía y Rusia, Irlanda y España, Marx  hace todo un despliegue teórico y metodológico incisivo  e innovador, no solo respecto a lo que se decía en los ámbitos intelectuales de la época y sobre todo sobre los propios postulados de Marx de el periodo anterior.
    Es valido entonces preguntar: si el prejuicio con el que los intelectuales ven el pensamiento de Marx sobre América latina es solamente un prejuicio ¿Qué fue exactamente lo que salió mal? ¿Es posible señalar puntualmente las causas de las extrañas interpretaciones de Marx?


2.1 El eurocentrismo Y el hegelianismo como factor decisivo en el pensamiento marxista.

     De manera oportuna nos detendremos en las dos afirmaciones sobre las cuales -según Arico- se apoya la creencia habitual el eurocentrismo de Marx., como explicación lógica y suficiente de la indiferencia marxiana por América latina.
    Una importante afirmación parte del reconocimiento de la existencia en Europa  de una generalizada ignorancia de la realidad latinoamericana.
    Robert París dirá que América suministra “un lenguaje, constituye un reservorio de sueños, de signos y de imágenes para el inconsciente europeo”. Desde el siglo XVIII América se volvió un importante objeto de estudio de los intelectuales europeos. El análisis de la época, y de las condiciones económicas desde 1848 hasta 1850, le permitió llegar a la conclusión de que en Europa y en el mundo se iniciaba una etapa de expansión capitalista. Respecto a lo anterior, arico formula una interesante pregunta: ¿Por qué Marx, instalado en el centro del sistema colonial (Inglaterra) y teniendo al alcance de la mano toda la documentación que necesitaba y de la que en parte hizo uso en el momento de construcción de su sistema teórico, presto, como hoy se considera, una atención no sustantiva a una componente de decisiva importancia en el proceso de transformación del capitalismo en el sistema mundial?

    Si bien es cierto Marx es un pensador de profunda agudeza y que ya a los 24 años captaba y diseccionaba el espíritu del capitalismo burgués, también es cierto que estaba fuertemente influido por Hegel. La presencia del hegelianismo en su filosofía influyo en la forma en que Marx veía Latinoamérica. Hay en Hegel determinada concepción de la historia y Marx estaba bastante determinada por esta. La historia según Hegel tiene un devenir necesariamente dialectico, es decir que la historia marcha en una dirección, y que esta tiene un fin. Esta teleología en todo caso es el camino necesario que la dialéctica tiene que recorrer para que la historia se cumpla.
    Marx piensa en “der moment” hegeliano. Para Marx todo momento es justificable en tanto de él surja la negación del anterior, puesto que la dialéctica siempre niega para pensar en un nuevo momento. Marx tomara su ejemplo de la revolución francesa. La burguesía al derrotar al feudalismo, crea a su propio sepulturero: el proletariado industrial.

    El error de Marx consiste en creer que la burguesía tiene que universalizarse. Es la planetarizacion burguesa -según Marx-  la que creara de forma también universal al proletariado que tarde o temprano sepultará a la clase burguesa. Tan fuerte es el pensamiento dialectico de Marx que termina justificando lo horrores de la burguesía, con una famosa cita de Goethe: “Quien lamenta los estragos si los frutos son placeres, no mato a miles de seres Tamerlan en su reinado”.

3 Los precursores del marxismo latinoamericano.

El marxismo en América latina ha pasado por un largo proceso en el cual se vislumbran determinados matices; sin embargo la historia se reduce a meros momentos, el marxismo en este caso tiene tres momentos históricos fundamentales, que podríamos enumerar de la siguiente forma: 1) La época de los primeros Marxistas en América, que seguía las ideas originales del Marx de Lenin esto lo podemos ubicar desde finales de siglo XIX, y la primeras tres décadas del siglo XX, aquí aparece Mariátegui  y Juan Antonio Mella, solo hablaremos del trabajo del primero. 2) El marxismo leninismo después de 1930, es el acceso de Joseph Stalin al trono. 3) La aparición de la revolución cubana de 1959.  
  Cuando pensamos en los primeros marxistas latinos americanos, hay que pensar en hombres  como  José Carlos Mariátegui (pensador peruano y fundador del partido comunista de su país) y el cubano José Antonio Mella. A este le dedicaremos un poco de especio, pero si nos detendremos a ver que pensó  José Carlos Mariátegui, el autor, De los siete ensayos de interpretación de la  realidad peruana. Este hombre es considerado el primer marxista latino americano. Bastara citar a José Arico para entrever la portentosa figura del pensador peruano ergo trataremos unas cuantas citas textuales sobre su pensamiento del socialismo y del marxismo.


Hace cincuenta año, en noviembre de 1928, se publicaba en lima los 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana. Su autor, reunía en dicha obra, un conjunto de escritos sobre algunos aspectos sustanciales de la realidad de su país, consabiendolos como una contribución provisional, aun inacabada, a la crítica socialista de los problemas y de la historia del Perú. Y como se sentía un militante y no un académico, quizás con sus ensayos realizar su mas declarada y enérgica ambición “la de concurrir a la creación de socialismo peruano”.  [2]


    Es necesario decir que el pensamiento de Mariátegui aunque se refiere en gran medida a la situación peruana es más universal de lo que parece. Todo intento  de construir el socialismo, como una fuerza capaz de transformar un país y realizar el proyecto de una sociedad sin clases, democrática e igualitaria, no puede dejar de alimentarse teórica e ideológicamente de esta obra admirable de Mariátegui, que perdura en la medida que sigue aun inmodificada la realidad de la que partió y a la que quiso contribuir a transformar. Arico en su texto: Mariátegui y los orígenes del marxismo latinoamericano, plantea tres preguntas: 1) (Vargas, 1980,23) “Mariátegui  ¿aprista o marxista? 2) (Arroyo, 1980,93) Mariátegui, ¿populista  o marxista? 3) (Paris, 1980,145) Mariátegui, ¿soreliano o marxista?” Nuestro trabajo no es responder estas preguntas, sino mas bien subsumirlas en una pregunta mas compleja y trascendente por lo menos para nuestros fines: ¿como Mariátegui repensó el marxismo y lo tradujo a una fuerza revolucionaria latinoamericana?
   
El socialismo no es, ciertamente, una doctrina  indo-americana. Pero ninguna doctrina, ningún sistema contemporáneo lo es ni puede serlo. Y el socialismo aunque haya nacido en Europa, como el capitalismo no es tampoco específicamente ni particularmente europeo. Es un movimiento mundial, al cual no sustrae ninguno de los países, que se mueven dentro de la orbita de la civilización Occidental. Esta civilización conduce,  con una fuerza y unos medios que ninguna civilización dispuso, a la universalidad.  Indo-América en este orden mundial, puede y debe tener individualidad y estilo: pero no una cultura ni un sino  particular (…) (Mariátegui, 2007, 130.  )

Mariátegui es el creador de la teoría del indigenismo, en Perú después de su llegada de Europa. El indio socialista que ve Mariátegui es el indio del origen incaico como el mismo lo menciona en sus escritos, y en la idea de comuna que rescata de ellos. José Carlos Mariátegui, se dio cuenta que la población indígena del Perú formaba el 80% de la población y que estos no tenían acceso a la tierra, de manera que el análisis de  Mariátegui, no parte de la nada, parte de una realidad concreta, no hace análisis de hombres abstractos o ideas como dice Karl Marx en sus Miseria de la filosofía, sino que enfoca  al individuo concreto de carne y hueso, y lo mas interesante es que se da cuenta que son mayoría, y que estos son en el Perú los sujetos histórico de la revolución socialista. Es importante considerar la cultura ancestral  que yacía en la América precolombina.
     Es  el indigenismo es uno de los temas centrales de su marxismo. “no es la civilización el alfabeto del blanco. Lo que levanta el alma del indio. Es el mito es la idea de revolución la esperanza indígena es absolutamente revolucionaria”. (Mariátegui, 2007, 78.)

    Pero recordemos que uno de los grandes pensadores, es decir que tenía ver también con la lucha la independencia del imperio español, aunque no tenia que ver con el socialismo que Plantea Mariátegui, es el caribeño José Martí héroe de la independencia cubana. Martí  escribe así “y de esta alma india y mestiza hecha una llama sola se envolvió en ella el héroe, y en la constancia, e intrepidez con ella”. (Martí, 2005, 238). Se refiere nada más menos que a Simón Bolívar. Podemos recordar que Martí admiraba mucho al Libertador. Y continúa con el tema del indigenismo latino americano: “Hasta que no se haga andar al indio no comenzara andar bien la América” (…) cuando afirma que la inteligencia americana es un pecho indígena, “del pequeño género humano”. Este pensador al igual que Mariátegui reconoce como verdaderos explotados  a los indios. Y ambos pensadores  tratan de darles el lugar que le corresponde en la historia de América Latina.
    ¿Como quería Mariátegui el socialismo? ¿Quería que fuera copia y calca del modelo europeo? veamos que piensa el propio pensador al respecto  “No queremos ciertamente que el socialismo sea en América calco y copia. Debe ser creación heroica. Tenemos que dar vida con nuestra propia realidad, en nuestro propio lenguaje al socialismo indo-americano. He aquí una misión digna de una generación nueva”. (Mariátegui, 2007, 79)  

    Tenemos las pruebas para verificar que con la llegada de Carlos José Mariátegui se había construido algo nuevo, se había construido el socialismo indígena, ahora habían nuevos sujetos revolucionarios ya no eran tanto los proletarios sino la clase campesina, expropiada por los grandes terratenientes  y la burguesía capitalista imperialista y anticomunista. Además el peruano no quiere importar ni exportar modelos para hacer la revolución, cada país debe de crear su propio socialismo dependiendo de la situación económica, social, política e histórica. Por eso la mimesis de la revolución de un país hacia otro no existe para Mariátegui.

4. Revoluciones y libertadores

4.1. La rebelión de 1932 en el Salvador

Hay que tener en cuenta que los historiadores que narran las revoluciones en América latina, no han sido en absoluto marxistas. Orzo tiene mucho razón cuando se pregunta como es posible que muchos marxistas no le den importancia a dichos acontecimientos, la guerrilla librada por Augusto Cesar Sandino en 1926-1934. La heroica huelga bananera en costa Rica 1934 y también la huelga bananera en Honduras 1934.  Hay que tener en cuenta que la guerra librada por Cesar Sandino, no tenia como propósito la toma del poder; a pesar de que el nicaragüense era anticapitalista y antiimperialista, hay que decir que no era un comunita.  Por otra parte la insurrección posterior de 1932, si tenía como propósito la toma del poder pero se cometieron muchos errores por parte de los dirigentes comunistas, cuestiones que estos no previeron y que le cobraron factura al movimiento. Hay una cita que se hace del Tomhan Anderson. Mojica lo toma de Anderson: “Me imagino que la situación  del Salvador actual, se asemeja mucho a la de Francia antes de la revolución. Rusia antes de la revolución y México. La situación esta madura para el comunismo, y los comunistas parecen haberse dado cuenta de ello. El de Diciembre de 1931 había en el correo de San Salvador 3.000 libras de literatura comunista  provenientes de Nueva York confiscados por autoridades postales en el transcurso de un solo mes”. (Mojica, 2012, 12) 

   
4.2 El socialismo soviético marxismo leninismo (1930-1959)

Con la III Internacional comunista, la forma de interpretar el marxismo leninismo había cambiado ya no era la misma que concibió a la revolución a escala mundial o continental, como la pensó Marx o león Trotsky en la “revolución permanente”. Para el (trosky) Joseph Stalin el marxismo en los Estado atrasados como el Estado mismo soviético tenían precisamente que pasar por un periodo capitalista burgués, se le va conocer como la “revolución por etapas” o  etapista. León Trotsky se va a oponer a esta corriente. Y esto fue lo que le costó la vida en el año de 1940 en México. Para 1939 solo  habían dos Bolcheviques vivos eran león Trotsky y el mismo Joseph Stalin. Este periodo se caracterizo en la unión soviético por ser vertical, totalitario, sectario. Y quizás lo que mas causo dolor es que Joseph Stalin era un tirano dictatorial.

    En América latina hubo muchos representantes del estalinismo, entre ellos el argentino Víctor Cocovilla. Era representante de la III Internacional comunista. En ese momento en América Latina no había muchas guerras de guerrillas. Hubo algo que se llamo el “Frente Popular”, y que muchos historiadores dicen que estos eran algo que había preparado Joseph Stalin con misma venia del imperio, encontrar el fascismo. La única rebelión que encontramos fue en la década de 1935, en el Brasil  Por Prestes. Dicha revolución no se puedo concretar con la toma del poder político, por la concepción que se tenia de la revolución por etapas. Tenían alianzas CON el proletario, los campesinos, la pequeña burguesía, la burguesía nacional. Pero de esta forma quedaba vivo el Estado burgués no se destruía ninguna de sus instituciones, seguía viva la misma institucionalidad burguesa.

4.3 La revolución cubana de 1959 Castrismo y Guevarismo son  nuevas formas de marxismo en América Latina

La revolución cubana de 1959 quebró por siempre la historia del modelo de Joseph Stalin, y la idea de una revolución por etapas. La revolución cubana  no es la continuidad del modelo soviético de Stalin, o mejor dicho. La revolución cubana llevo a la praxis la teoría marxista de la revolución continental, la teoría de la revolución por partes había quedado desmoronada, y el Che y Fidel le habían  dado vida a la teoría revolucionaria que asumía la revolución mundial. Si el capitalismo es mundial es decir es global, el socialismo es su antítesis, también el socialismo debe ser mundial, pero aquí las clases revolucionarias son el proletariado, el campesinado. Para el capitalismo son otras dos clases, la pequeña burguesía, y la burguesía nacional, estas son grandes aliadas del capitalismo y del imperialismo. Dice Juan Pablo Guadarrama, “con el triunfo de la revolución cubana solo se inicia una nueva etapa en el desarrollo de lo social de los pueblos latinoamericanos, sino también una nueva época en el devenir del marxismo en esta región” (Guadarrama, 1999, 18). El autor del “El Marxismo en América latina” llega a una definición muy parecida, a la Guadarrama. (Löwy, 2007,45) dice: “la revolución cubana la crisis del socialismo, pero no del socialismo real sino que del socialismo de corte estalinista”.

4.4 El guevarismo y el Castrismo

Estas dos categorías son las que se han utilizado, para dar el cuerpo teórico y práctico del fenómeno de la revolución cubana. El guevarismo y el castrismo centro y  el corazón de la revolución cubana. La revolución cubana no fue una receta del modelo que José Stalin pretendía aplicar de su revolución el guevarismo y el castrismo significa la continuidad de la revolución permanente de Karl Mar y de Engels, de Lenin y de león Trotsky. Significa literalmente el nacimiento de teoría marxista renovada desde el continente latino americana, y fuera de las teorías  estalinistas, porque esto significa la discontinuidad del modelo burocrático soviético creado por Joseph Stalin y sus adeptos al  partido comunista bolchevique.

    ¿Como miraba la revolución el Che Guevara?   El che y Fidel fueron muy criticós con el modelo marxista que había impuesto la unión soviética como verdad única para hacer la revolución. Ya citaremos lo que dice el Che Guevara en 1967, a través de la Tricontinental mensajes a los pueblos del mundo. “Por otra parte las burguesías autóctonas han perdido toda su capacidad de oposición al imperialismo y solo forman su furgón de cola. No hay más cambios que hacer; o revolución socialista o caricatura de revolución”. (Guevara, 1967, 6). Vuele le Che sobre este asunto. “Atacar dura e ininterrumpidamente en cada punto de confrontación, debe ser la táctica general de los pueblos. Pero, en los lugares en que esta mísera paz que sufrimos no ha sido rota, ¿cuál será nuestra tarea? Liberarnos a cualquier precio”. (Guevara, 1967,5)  los cantos de sirena de la socialdemocracia, que la vía de toma del poder es pacifica en el vocabulario de un genuino marxismo como el comandante Ernesto el Che Guevara de la  Serna no existe este lenguaje. Para el Che la socialdemocracia es la mejor aliada del imperialismo y del capitalismo, seria en todo caso en palabras del propio Che la prima hermana, y sino son familia entonces son amigas con derecho a matrimonio.
A propósito de la guerra de Vietnam el Che se pronuncia así:

El imperialismo norteamericano es culpable de agresión; sus crímenes son inmensos y repartidos por todo el orbe. ¡Ya lo sabemos, señores! Pero también son culpables los que en el momento de definición vacilaron en hacer de Vietnam parte inviolable del territorio socialista, corriendo, así, los riesgos de una guerra de alcance mundial, pero también obligando a una decisión a los imperialistas norteamericanos. Y son culpables los que mantienen una guerra de denuestos y zancadilla comenzada hace ya buen tiempo por los representantes de las dos más grandes potencias del campo socialista. (Guevara, 1967,  5)


Aquí Guevara si hace una durísima critica a la una unión soviética, al partido comunista bolchevique en que tomara el poder en 1917 en Octubre, pero posteriormente a la muerte de Lenin se va considerar que para hacer la revolución hay que hacer la transición al capitalismo, y por eso la unión soviética no tomo muy en cuenta países como Vietnam. Menosprecio del enemigo según el Che recomienda esto. “al enfocar la destrucción del imperialismo, hay que identificar a su cabeza, la que no es otra que los Estados unidos del Norteamérica”. (Guevara, 1967, 9)
“El odio como factor de lucha; el odio intransigente al enemigo, que impulsa mas allá de la limitaciones naturales del ser humano y lo convierte en una efectiva , violencia, selectiva y fría maquina de matar, nuestros soldados tienen que ser así; y un pueblo sin odio no puede triunfar sobre el enemigo brutal.( Guevara, 1967, 11)

 Para  aquello que fantoches golpeándose el pecho  diciendo que no podemos vivir sin violencia y que todos somos hermanos, hacen mención a los nombres de Marx de Lenin, de Rosa Luxemburgo, del Che de Fidel, de José Carlos Mariátegui, y dicen sus pensamientos ya no tienen vigencia. Otros dirían el marxismo ya no tiene vigencia entonces nosotros les preguntamos. Si el marxismo no tiene vigencia el capitalismo tan poco tiene, ya no hay explotados ya no hay oprimidos ni hay explotadores. Es que ya vivimos en una sociedad sin clases. ¿Que nos contestarían los señores lacayos  del imperialismo?

La concepción revolucionaria del  Che, no son interpretaciones de pensadores liberales: Eso significa una guerra larga. Y lo repetimos una vez más, una guerra cruel. Que nadie se engañe cuando baya a iniciarla que nadie vacile en iniciarla por temor a los resultados que puede traer para su pueblo. Es casi la única esperanza de la victoria. (Guevara, 1967, 12)

El camino para vencer también es la organización de la clase trabajadora por parte de la vanguardia consciencia políticamente  y la lucha, no se gana de la noche a la mañana, o de un día para otro. No podemos hacer lo que piensan los anarquistas, que vamos a destruir el Estado burgués de un para un día para otro, o en un abrir y cerrar los ojos. La revolución hay que organizarla y dirigirla. Necesitamos transformar el mundo y la única vía para hacerlo es la toma del poder. 
   En América Latina, no, es plaza de armas del imperialismo norteamericano, no hay fuerza económica capaz de tutelar, las luchas que las burguesías nacionales entablaron con imperialismo norteamericano, y por tanto, estas fuerzas, relativamente mas débiles que en otras, claudican  y pactan con el imperialismo. Frente al drama terrible, para los burgueses timoratos: sumisión al capital extranjero o destrucción frentes populares internas,  dilema que la revolución cubana ha profundizado con la polarización, que significo su ejemplo, no queda otra solución que la entrega. (Guevara, 1967,15). 
Frente al problema armamentístico que el imperio tiene, y las burguesías son entreguistas porque además de todo eso, son muy tímidas,  y son sumamente anticomunista eso no puede olvidársele a un revolucionario, pactar con las burguesías es nefasto para el socialismo y para el comunismo. De esa naturaleza tenemos, ejemplo así, esta llena la historia, podemos citar, Jacobo Arbesn, Salvador Allende, y el último mas reciente que hemos podido ver en América Latina en presente año el golpe de Estado que le dieron al presidente del Paraguay  el sacerdote Jesuita Fernando Lugo. Eso demuestra que el Che tenia razón que no hay burguesías progresistas. Para una mejor comprensión del problema armamentístico. Veamos el artículo del sociólogo Argentino Atilio Boron[3].

5) La coyuntura geopolítica de América Latina y el Caribe.
 
     El socialismo y el hombre en Cuba es uno de los documentos que redacto Ernesto el Che Guevara. Escribía así, “durante este proceso, en el cual solamente existían gérmenes del socialismo. El hombre era un factor fundamental”. No podemos olvidar que en la década de 1920 existió Juan Antonio Mella, un gran líder estudiantil y dirigente revolucionario Marxista leninista y que fue asesinado por la dictadura de Machado. “pueblo masa  dormida a quien había que movilizar, y su vanguardia, la guerrilla, motor impulsor del movimiento, generador de consciencia revolucionaria y de entusiasmo combativo” (Guevara, 2007, 166). El individuo dice el Che fue el motor fundamental. Como decir el motor de la revolución fue el hombre, pero el hombre campesino, el hombre proletario, en otras palabras el hombre oprimido. Dice Che que se necesita el concepto de autoeducación para triunfar. “para construir el comunismo, simultáneamente con la base material hay que hacer al hombre nuevo”. (Guevara, 2007, 171).  Es decir que el viejo hombre el hombre unidimensional de Marcuse, es cuestión solo del pasado el presente y el futuro se ocupa en la construcción de una nueva sociedad y el nuevo hombre. “en este periodo de construcción del socialismo, podemos ver al hombre nuevo que va naciendo”. (Guevara, 2007,172) No hay otra posibilidad de ver nacer al hombre que la revolución socialista, pero si queremos ver morir al hombre en la miseria, en la opresión, es siendo indiferente es entonces donde el capitalismo sanguinario se lo devora. “las vanguardias tienen su vista puesta en el futuro y en su recompensa, pero esta no se vislumbra como individual; el premio es la nueva sociedad donde los hombres tendrán características distintas: la sociedad del hombre comunista”. (Guevara, 2007,173). Esta es la sociedad sin lucha de clase la que vaticinó Marx en sus escritos. Y en Y el Che como un fiel Marxista no un marxista reciclado, solo de serle fiel en sus principios sus interpretaciones.

5. A manera de conclusión: marxismo torpeza y esperanza.

Las izquierdas de hoy parecen haber tomado distancia de los viejos modelos políticos marxistas/comunistas, y no les falta razón. Hace más de veinte años, Oscar Terán se refería a la necesidad de una profunda autocrítica al interior de la izquierda en los siguientes términos:

Una doctrina con elementos libertarios y antiestatalistas debería explicar por qué ha terminado por constituirse en la aureola ideológica de regímenes autocráticos; de qué modo las promesas que anunciaban el fin de la prehistoria han podido reforzar la historia de crímenes y tormentos de un siglo que no ha carecido precisamente de horrores; cómo el avance hacia una distribución más justa de la riqueza ha sido acompañado de nuevas y reprobables jerarquizaciones; por qué la proyectada democracia de los trabajadores desembocó en la despolitización de las masas y en la negación de derechos sindicales elementales; el pasaje del reino de la necesidad al de la libertad, en el cercenamiento de libertades básicas; el internacionalismo proletario, en el derecho imperial de intervención armada en los territorios sojuzgados y en el enfrentamiento violento y sin principios entre países del mismo campo socialista.[4]

La crisis del socialismo real trajo como consecuencia el descrédito  casi universal del marxismo como una guía para la acción política. Si embargo, como el propio Terán advirtió, “si las utopías comunistas resultaron vanas o despóticas, los problemas de gigantesca injusticia inequidad que denunciaron no sólo subsisten sino que se han incrementado a escalas que avergüenzan al género humano.”11 Cómo conciliar la necesidad de luchar contra esas injusticias y contra la hegemonía del capitalismo global con la crítica desde la izquierda a los viejos modelos autocráticos y jerárquicos es uno de los grandes desafíos del tiempo presente.

    Pero el marxismo, bien lo sabemos, pretendió siempre ser un conjunto de propuestas políticas para destruir el sistema capitalista a la vez que una herramienta analítica para interpretar la historia y la sociedad. Hubo una época en América Latina en que el marxismo, en sus diversas vertientes, prácticamente dominaba el análisis sociológico y político. Este esfuerzo de producción teórica y de investigación—que en el pasado produjo una literatura a ratos repetitiva y dogmática, pero con frecuencia creativa y fecunda—parece también haber sido abandonado, incluso en esta época de resurgimiento de la izquierda en América Latina. Abundan los intelectuales ex- o pos-marxistas, pero cuesta mucho tropezarse con alguien que todavía se proclame marxista. Aunque estamos lejos de caer en la ingenua noción de que hay que “recuperar” lo que en muchos casos es irrecuperable, o “reivindicar” lo que a todas luces no lo merece, creemos que hace falta repensar críticamente el marxismo y sus aportes para la reflexión sociológica e histórica.

    A diferencia de quienes abandonan el marxismo al identificarlo con el socialismo realmente existente o con las formas más dogmáticas de pensamiento crítico, estamos convencidos de que la tradición marxista sigue ofreciendo un conjunto de herramientas teóricas que nos pueden ayudar a entender no sólo el pasado de nuestras sociedades, sino también fenómenos en apariencia tan alejados de las preocupaciones de Marx como la globalización, la aparición de nuevas tecnologías, o los problemas medioambientales. Según el historiador británico Eric J. Hobsbawm:


Marx sobrevive en su concepción materialista de la historia y en su análisis del capitalismo. En el siglo XIX ya vaticinó la globalización, y cuando se celebraba el 150 aniversario del Manifiesto Comunista, las crisis económicas del sureste asiático y de Rusia en 1997 y 1998 confirmaban sus predicciones. El poder del marxismo sigue intacto. No así muchas ideas políticas de Marx que obedecían, más que al análisis, a sueños de igualdad.[5]


El marxismo en América Latina debe concebirse con la personalidad propia que ha tenido en toda la vida cultural y política de este continente. Hay que otorgarle sus justos méritos, su grado de autenticidad con las circunstancias latinoamericanas, con sus insuficiencias y tropiezos, ni más ni menos. En lugar de concebirlo como una simple corriente más del pensamiento filosófico, económico o político que ocupe un determinado espacio en la cátedra universitaria o en la vida académica el marxismo debe apreciarse como un instrumento que ha intentado una interpretación científica de la realidad latinoamericana para emprender su necesaria transformación en favor de superar la enajenante sociedad capitalista. Muchos marxistas no solo han consagrado su actividad intelectual sino que hasta han ofrendado su vida en esa misión. A ese fin se han subordinado todos sus objetivos. Este hecho no excluye, sino que por el contrario presupone su bien ganado reconocimiento académico en el ámbito intelectual latinoamericano. Si no hubiese alcanzado ese prestigio en ambos planos, en el de la reflexión teórica y en la práctica política y social, no se hubiese constituido en ocupación tan obsesiva de gobiernos, partidos e intelectuales de la derecha tradicional, como ha ocurrido. El marxismo en América Latina se ha desarrollado en permanente confrontación crítica con otras corrientes filosóficas, económicas y sociológicas contemporáneas. Esa batalla lo ha fortalecido, pero también ha evidenciado sus partes blandas por lo que sus defensores se han visto precisados a enriquecer la teoría y a fortalecer sus argumentos a tenor con los cambios en el mundo y los logros de las ciencias. Cuando la labor de estos se ha limitado a encontrar respuestas acabadas para todos los novedosos problemas contemporáneos y específicos en un supuesto arsenal teórico inagotable de lo clásicos fundadores, presuponiendo que sólo hay que remitirse a él para tener todas las soluciones, la producción intelectual marxista se ha empequeñecido. Pero, cuando por el contrario, sus intérpretes actuales asumen la teoría marxista por su validez metodológica dialéctica y su concepción materialista del mundo, por su contenido eminentemente humanista y práctico revolucionario para abordar los problemas concretos de los nuevos tiempos y el de sus circunstancias específicas, entonces el marxismo se agiganta y reverdece, sin importarle mucho si las nuevas conclusiones hubiesen sido totalmente del agrado o no de sus clásicos. Cuando los marxistas - o al menos los que piensan que lo son- han asumido erróneamente que todos los planteamientos y argumentaciones de las restantes corrientes filosóficas, económicas, sociológicas, etc., son equivocadas y no poseen sus respectivos núcleos racionales, como sostenía Lenin, el producto de su reflexión crítica se ha esterilizado y lejos de contribuir al enriquecimiento del análisis del asunto lo han obstaculizado. Es indudable que en la historia del marxismo en América Latina existen estos momentos de estancamiento y dogmatismo, pero han constituido solo muestras de paradas momentáneas en su recorrido ascendente y creativo, que en los momentos actuales se encuentra en su mayor desafío para demostrar su vitalidad y validez.
Cuando los historiadores del marxismo en la América Latina del siglo XXI puedan procesar en sus supercomputadoras las inconmensurables bases de datos interconectadas de todos los estudios al respecto, el adecuado balance crítico, y no simplemente un bosquejo histórico como el presente, indicará el predominio de lo aportador frente a lo anquilosado y la justificación de las luchas de los marxistas por conquistar una sociedad más humana. Podemos pensar en el marxismo de muchas maneras, no faltarían acéticos resignados que lo califiquen como una triste utopía, mas que desmentirlos habrá que recordar que el hombre aun no ha muerto, y que nuestro presente esta constituido de  las ideas que una vez fueron utópicas.



Bibliografía y fuentes consultadas
Bibliografía primera libros
_ Aricó, José (1980).  Mariátegui y los orígenes del marxismo Latino americano.
Prologo y traducción por José Aricó.
Cuadernos del pasado y presente. Numero 60.
Edición prited ad made in México.
_ Dalton, Roque. (1982) Miguel Marmol. 
Edición  Talleres de artes grafico Centro América. 2da
_ Che, Guevara. (2007). El socialismo y el hombre encuba. Tres textos clásicos para cambiar el mundo
Edición Ocean sur Bogotá Colombia. 2da.
_Marx, Karl. (1985). Los Grundrisse 1857-1858 I. Lineamientos fundamentales para la critica de la economía política.
Traducción de Wenceslao Lara.
Fondo de la cultura económica. México. D.F.
_Marx, Karl. (1976) El Capital. Volumen I.
Fondo de la cultura económica. México, D.F.
Mariátegui, José Carlos. (2007)  7 ensayos de interpretación  de la realidad peruana.
Biblioteca de fundación Ayacucho republica de Venezuela. 3rª 
Martí, José. Nuestra América.
Biblioteca de fundación Ayacucho Republica de Venezuela.
_ León, Trotsky. (2000). La revolución traicionada.
Fondo de la cultura económica. 2da.
_Löwy, Michael. (2007) El marxismo en América Latina. Antología desde 1909 hasta nuestros días (edición actualizada). 
Impreso en Tallares LOM. Edición Era.
Bibliografía secundaria revistas
Boron, Atilio. (2010). La coyuntura geopolítica de América Latina y el Caribe.
Ponencia presentada en la casa de las Américas, 22-24 de noviembre de 2010
Citado el 14 de noviembre de 2012
 
Guevara, Che Ernesto. (1967) Táctica y estrategia de la revolución latino americana.
En: Cuadernillo Numero 3
Cátedra Che Guevara colectivo AMAUTA
Citado el 16 nov. 12
Disponible en: Http: // www. Amauta.laine.org.

Guevara, Che Ernesto. (1967) Mensaje a los pueblos del mundo a través de la Tricontinental
Publicado por primera vez en La Habana - Cuba, en abril de 1967.
Texto digitalizado aparece aquí por cortes í de la Biblioteca de Textos Marxistas en Internet.
Citado 16 de noviembre de 2012


_Guadarrama González, Juan Pablo. (2002). Bosquejo Histórico de Marxismo en América Latina.
En: SEME Centro de estudio Miguel Enrique.
Archivo político social-movimiento popular.
Universidad de INCA de Colombia, universidad central de las Villas.
Citado el  16 de noviembre de 2012

_Isla Conde, Mauricio. (2003). Porque la resurrección de Mariátegui.
En: archivo CHILE. SEME. Centro de estudio  Miguel Enrique.
Citado el 16 noviembre de 2012
Disponible en: // www. Archivochile.com
_Kohan, Néstor. La concepción revolucionaria del Che y en el guevarismo.
Aproximaciones al debate sobre el futuro de América latina y el socialismo del siglo XXI el marxismo y la revolución latino americana.
En: catedra del Che Guevara- colectivo AMUATA- Argentina.
Citado el 16 de noviembre de 2012
Disponible en: Http: // www. Amauta.laine.org.
_Mojica, orzo. (2012) 80 aniversario de la insurrección indígena de el Salvador (1932-2012)
En: revista 1857. Revista centro americana, (Número 12, Enero-abril) de teoría política, económica e historia (numero 12- 2012).
Citado el 16 de noviembre de 2012
 Disponible en: http://www.elsoca.org/index.php/publicaciones/revista-1857/2416-ya-salio-la-edicion-no-12-de-la-revista-1857





[1] J.A. Salceda: Aníbal Ponce, buenos aires, 1957, pág. 141.
Ponce afirmo alguna vez: “los ideales de la revolución rusa son, de esta manera, los mismos ideales de la revolución de mayo en su sentido integral.
[2] Arico, José: Mariátegui y los orígenes del marxismo latinoamericano. Siglo XXI editores, 1978, primera edición.
[3] “Esta marginación del Departamento de Estado ha sido acompañada por un fenomenal aumento del presupuesto militar, para lo cual se apeló a pretextos tan estupidoscomo la necesidad de librar una batalla frontal en la “guerra contra el terrorismo”, o la “guerra contra el narcotráfico” todo lo cual, además, desde el 11 S dio pie para la elaboración de una nueva doctrina militar y estratégica: la “guerra infinita.” Una rápida ojeada a la progresión del gasto militar norteamericano revela los descomunales alcances del proceso. En 1992, el presupuesto militar de Estados Unidos equivalía al de los 12 países que le seguían en la carrera armamentista; cuando en 2003 se decide la  invasión y posterior ocupación de Irak el gasto norteamericano ya era equivalente al de los 21 países que le seguían en ese rubro. Las complicaciones de esa guerra sumada a la intensificación de las operaciones en Afganistán hicieron que, para el 2008 el gasto militar de los Estados Unidos sólo pudiera ser igualado si se sumaban los presupuestos militares de 191 países. Para el 2010, ya es superior a la totalidad del gasto militar de todos los países del planeta, superando la barrera psicológica del billón de dólares (un millón de millones de dólares), pese a que en sus comunicados oficiales la Casa Blanca habla de una cifra poco superior a los 750.000 millones de dólares. Claro está que esa cifra no contempla el multimillonario presupuesto de la Veterans  Administration, encargada de prestar asistencia médica y psicológica a los ex combatientes de las sucesivas guerras del imperio, desde la de Vietnam en adelante. Si a esto se le agregan los gastos realizados por subcontratistas vinculados a actividades de infraestructura (como la Halliburton, por ejemplo) y algunos otros relacionados con la contratación de mercenarios se comprenderá fácilmente las razones por las cuales las cifras que se dan a conocer subestiman notablemente el gasto militar de los Estados Unidos”. (…) (Boron, 2010,9) ponencia presentada en la casa de las Américas, 22-24 de noviembre de 2010



[4] 10 Oscar Terán, “Una polémica postergada: la crisis del marxismo” [1984], reproducido en De utopías, catástrofes y esperanzas. Un camino intelectual (Buenos Aires: Siglo XXI, 2006), 49.
[5] El País, 13 de Noviembre de 2007.

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